El verdadero ser

El verdadero ser



Yo Soy es la verdadera esencia, nuestro verdadero ser desde donde proyectamos la vida a nuestro templo cuerpo, la presencia de Dios en cada hombre, la energía sabia e infinita que guía toda la evolución del ser Yo Soy.


El maestro Jesús definía claramente su identidad divina diciendo:

--¿No creen que YO SOY en el Padre y el Padre es en mí ? Las palabras que hablo, no las hablo desde Jesús, las obras que yo hago no las hago desde Jesús, mas el Padre está en mí, él dice las palabras y hace las obras. (San Juan - Cap. 14 Vers. 10)


--Creedme que yo soy en el Padre y el Padre es en mí. (Cap. 14 Vers. 11)


El divino maestro Jesús se atribuyó ser el único hijo de Dios y su magna presencia; cuando sus congéneres lo interpelaban al respecto, Jesús les respondía:


--“¿Acaso no está escrito en vuestra ley que dioses sois ?” (San Juan - Cap. 10 Vers. 34)


En los salmos de las sagradas escrituras podemos ver a lo que Jesús se refería:


--“Yo digo : vosotros sois dioses y todos vosotros hijos del altísimo.” ( Cap. 28 Vers. 6)


Jesús manifestó plenamente el poder de la toma de conciencia de la divina presencia YO SOY demostrándolo en todos sus milagros. Dejó un legado de amor y esperanza a toda la humanidad a través de sus palabras :


“De cierto, de cierto os digo: el que en mí (YO SOY) cree, las obras que yo hago, también él las hará.” (Cap. 14 Vers. 12 del evangelio de San Juan).


Como una gota del mar que lleva toda la esencia del mar, al contener todas sus cualidades, no en cantidad pero sí en calidad, la poderosa presencia YO SOY de Dios en cada uno de sus hijos contiene todo su poder. Este poder dormido y latente, espera el despertar espiritual del hijo de Dios, para derramar todo el poder del cual es heredero.


A medida que se va tomando conciencia de la presencia YO SOY, comienza a precipitarse sobre el ser todos sus atributos divinos, purificando cuerpo, mente, emociones y todos sus asuntos. Mientras más pensemos y hablemos del magno nombre y todos sus atributos celestiales, mejor.


La toma de conciencia YO SOY se irá logrando paulatinamente, en la medida que aquietándonos, saturemos nuestra mente carnal (yo inferior) con decretos y oraciones positivas.


Leemos en las escrituras :


“Aquiétate y sabe que YO SOY ...Dios.”


Como un hermoso lago, que en la quietud de sus aguas, refleja sin distorsiones al sol, en la paz y en el reposo interior, podremos reflejar la presencia de Dios con todo su esplendor hacia nuestros cuerpos, mental, físico y emocional y por afinidad a todo nuestro entorno.


El poder del verbo en el YO SOY

Cada vez que se nombra a Dios (YO SOY) se pone en movimiento todo el poder divino universal. Sus líneas de energía se agrupan para realizar todo lo que se decrete luego de este santo nombre de Dios. No interesa a qué se refiera el ser que lo nombra, todo se cumplirá, pues la alta vibración de frecuencia que encierra este poderoso nombre, se eleva sobre toda vanalidad pronunciada.


Luego de conocer la verdad del poder de este magno nombre, se deberá tener sumo cuidado en lo que se decreta después de YO SOY, sea mental o verbalmente, todo se concretará tarde o temprano.


Recordamos las palabras del dulce maestro : “La verdad te hará libre, pero doblemente responsable.”


En el Éxodo, observamos todo esto en uno de los mandamientos entregados a Moisés, Cap. 20 Vers. 7 :

“No tomarás el nombre de Dios, Jehová, (YO SOY) en vano, porque Jehová (YO SOY) no dará por inocente a quien pronuncia su santo nombre en vano.”


Isaías se refiere también a esto en el antiguo testamento diciendo :

“Toda palabra que salga de mi boca, no volverá vacía, sino que hará lo que yo deseo y será prosperada en aquello para lo que la envíe.” (Cap. 55 Vers. 11)


En el nuevo testamento también Jesús se refiere a esto diciendo :

“No es lo que entra por la boca del hombre (lo que come) lo que lo contamina, sino lo que sale de ella (sus palabras), porque lo que sale de su boca procede de su corazón (su yo inferior o mente carnal).

Continúa diciendo :

“De toda palabra vana será juzgado el hombre, porque por sus palabras será condenado o justificado.”


“En el principio era el verbo (YO SOY) y el verbo era con Dios y el verbo era Dios. Todas las cosas por el verbo fueron hechas y sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho.” (San Juan Cap. 1 Vers. 1 y 2).