¿Es posible que nazcan ocas con cinco patas, cerdos con trompa de elefante o
terneros con dos cabezas...? ¿Pueden la crueldad humana llegar a arrancar la
piel a un hombre y a una mujer, para exponerlas colgadas de una pared?
¿Existe algún lugar donde podamos ver a un autentico guerrero africano
momificado...? La respuesta a todas estas preguntas es un rotundo sí. En una
localidad catalana, Banyolas, se erige uno de los museos más fascinantes, y
a la vez siniestros, de todo el territorio nacional; el Museo Darder de
Historia Natural.
El Museo Darder saltó a la polémica durante los juegos olímpicos de
Barcelona, ante la indignación expresada por varias delegaciones de
deportistas africanos que consideraban inaceptable la exposición publica de
un ser humano, disecado y en una urna. Pero esta no era la primera polémica
a que debía enfrentarse el Museo de Banyolas, que ya anteriormente había
sido bautizado como "El Museo del Terror" por algunos medios
sensacionalistas catalanes, debido a la exposición que se hace en su
vitrinas, de algunas malformaciones y mutaciones genéticas, a cual más
espectacular.
Según declaró a MÁS ALLÁ el Dr. Comas, veterinario de Banyolas y responsable
de haber traído al mundo a alguna de esas sorprendentes criaturas, la
exposición de esas malformaciones genéticas tiene un claro interés
científico y zoológico, y no busca la polémica ni el sensacionalismo. El Dr.
Comas realizó uno de los primeros estudios científicos en España sobre
mutantes y malformaciones genéticas, y algunas de "sus" criaturas, como
corderos con siete patas, cochinillos con trompa, o casos de hidrocefalia
animal, se encuentran expuestos en dicho museo...
En otras poblaciones españolas, y sobretodo en museos asociados a centros
médicos, existen expuestos casos similares de malformación genética, sin
embargo en Madrid encontramos el más extraordinario de todos ellos.
El museo de la muerte
El Museo de Antropología Forense del Dr. Reverte Coma, ubicado en la
Facultad de Medicina de la Universidad Complutense de Madrid presenta una
nutrida muestra de malformaciones genéticas en fetos, así como ejemplos se
los efectos sufridos por las víctimas de la talidomina, que suponen el
rincón más desagradables del museo. Sin embargo el museo del Dr. Reverte
presenta otros muchos atractivos.
El autor de libros como La Maldición de los Faraones, De la macumba al vudú,
El enigma de los magnicidios, etc, es además médico, antropólogo forense,
biólogo, geólogo y etnobotánico, y ha sabido reunir en un mismo enclave,
piezas extraordinarias de la historia policial y penitenciaria española, así
como joyas de la medicina y antropología forense -incluyendo la brujería-
que ha ido reuniendo en sus viajes por los cinco continentes.
Entre otras "joyas", que sabrán apreciar los amantes de la historia policial
española, y del estudio científico de la brujería, destacan siniestras
piezas de coleccionista, como un auténtico garrote vil, que a lo largo del
siglo pasado sirvió como herramienta de ejecución de más de medio centenar
de condenados a la pena capital, o los auténticos elementos con los que los
houngan (brujos vudú) haitianos elaboran el poudré, el temido polvo con el
que se crean los zombis (ver MÁS ALLÁ nº 137).
El garrote vil es solo una de las piezas que el Museo de Antropología
Forense de la Facultad de Medicina de la Universidad Complutense de Madrid
ha heredado de otros estamentos e instituciones. No en vano en este insólito
museo se conserva, incluso, la cerradura original de la puerta principal de
la Cárcel Modelo de Madrid. Otros objetos, heredados de la Cátedra de
Medicina de la Universidad van desde un oscilómetro del siglo pasado, hasta
una reconstrucción, a tamaño natural, de la cabeza de Francisco García
Escalero, alias el "mendigo asesino", uno de los asesinos en serie más
prolíficos y sanguinarios de la moderna historia criminal española (ver MÁS
ALLÁ nº 131). Cuya última víctima, por cierto, fue examinada por el Dr.
Reverte Coma en calidad de forense.
El Dr. Reverte ha estudiado la utilización de las plantas chamánicas en todo
el mundo, aprovechando que ha vivido en Java, Manila, la República
Dominicana, etc, y el uso de las mismas como medicina o venenos mágicos.
Dichos venenos fueron ya utilizados por los constructores de las pirámides
para proteger sus tumbas. De hecho la famosa maldición de los faraones
probablemente fue un hongo de la familia de las aspergirus, que tantas
muertes ha causado en los hospitales españoles últimamente, y que se
encontraba en los vendajes de momias como la de Tutankamon, causando la
muerte de muchos de los que profanaron su tumba, según declara a MÁS ALLÁ el
célebre forense.
Cabe destacar en el museo del Dr. Reverte además, la muestra de arte
funerario egipcio, y la sección de chamanismo y brujería, que ofrece
elementos traídos de todo el mundo. Partiendo del hecho de que las creencias
sectarias pueden suponer un factor criminógeno, resulta muy instructivo
observar los elementos rituales que permiten iniciarse al neófito, en los
ritos de magia negra africana, vudú, etc. En este sentido sugerimos no
obviar los cráneos con los dientes tallados, característica de algunas de
las sectas y sociedades secretas más peligrosas del Caribe., como los Abakua,
los temidos "hombres leopardo", o las espectaculares trepanaciones incas y
mayas.
Tutankamon en España
La galería de arte funerario egipcio del Museo de Antropología Forense del
Dr. Reverte es solo una mínima presencia del mágico mundo de los faraones en
los museos españoles. En la misma capital podemos visitar el Museo
Arqueológico Nacional donde la maravillosa Dama de Elche comparte salas con
el fruto de las expediciones arqueológicas españolas en Egipto. Auténticos
objetos faraónicos arrancados al desierto, y que podemos disfrutar, no solo
en este museo madrileño, situado en la céntrica calle Serrano.
A 500 kilometros de distancia, en la ciudad condal, recomendamos
efusivamente el Museo Egipcio, perteneciente a la Fundación Arqueológica de
Jordi Clos, ubicado en la barcelonesa Rambla de Catalunya. Este museo,
beneficiario de las expediciones arqueológicas de la mentada fundación al
país de los faraones, ha decidido desde el pasado año compartir con el resto
de los españoles sus tesoros egipcios. Por esa razón una exposición
itinerante sobre la tumba de Tutankamon recorre diferentes ciudades
españolas, ofreciendo a todos los ciudadanos los tesoros arqueológicos que
hasta ahora solo podían disfrutar los barceloneses. Estas exposiciones
itinerantes, con las que algunos museos comparten con todo el país sus
preciadas reliquias, esta consiguiendo que el interés por nuestro legado
histórico crezca notablemente en los últimos años (ver recuadro anexo).
Sin embargo, y dejando al margen algunas momias y piezas arqueológicas
faraónicas aisladas que se conservan en otros muchos museos españoles,
debemos resaltar el mayor pedazo de egipto que cualquier curioso puede
visitar en España. Se trata del templo de Debob.
En 1968, y en agradecimiento a la colaboración española prestada a la
operación internacional para rescatar los templos faraónicos amenazados por
las obras de la presa de Assuan, el gobierno egipcio firma un decreto por el
cual cede a España el templo de Debob, que llegaría a la capital en 1970. El
pequeño museo que se conserva en el interior del espléndido templo, incluye
abundante información sobre el origen y desarrollo histórico de este sagrado
recinto. Y para quienes no puedan viajar al país de los faraones, una visita
al Templo de Debob les servirá, para empaparse en la magia de Egipto, a
través de los jeroglíficos que llenan las paredes internas del templo. No se
fíen de su apariencia, por dentro es bastante más amplio de lo que su
aspecto externo nos haría suponer.
Arte sacro y reliquias divinas
Si de algo pueden presumir los museos españoles es de poseer una colección
envidiable de arte sacro y reliquias de todo tipo. El transito del Camino de
Santiago, a lo largo de toda la Edad Media ha nutrido muchos museos
españoles de extraordinarias obras de arte originadas en la devoción
cristiana.
Son cientos los museos que conservan piezas de incalculable valor en este
sentido, como el Museo Teresiano de las Reliquias de Santa Teresa, en el
avilés convento de San José; el Museo de la Sagrada Familia, situado en la
cripta del Portal de la Pasión de la maravillosa obra de Gaudí; o Museo de
los Caminos, en Astorga (León), que conserva numerosos vestigios
relacionados con el Camino de Santiago.
Sin embargo son los museos catedralicios de toda España los que conservan
joyas artísticas de incalculable valor. Es imposible enumerar todos los
museos, anexos a Catedrales españolas, que merecerían todo un reportaje,
pero si resulta oportuno mentar alguno, sin duda se trataría del museo de la
Catedral de Oviedo, en cuya Cámara Santa de la Torre de San Miguel, se
conserva el "pañolón" con que supuestamente se envolvió el rostro de Jesús
de Nazaret tras su crucifixión: el Santo Sudario, complemento aparente de la
Sábana Santa de Turín.
Otra catedral que merece ser reseñada en este punto es la de Valencia, en la
que, además de miembros de santos incorruptos, el visitante puede contemplar
el Santo Grial. Según la tradición, el Cáliz que se conserva en dicha
catedral fue utilizado por Jesús durante la última cena, y posteriormente
sirvió a José de Arimatea para recoger la mística sangre de Cristo.
Todo esto sin desmerecer otros tan fascinantes como el museo Pilarista, en
la basílica de Nuestra Señora del Pilar de Zaragoza, donde se conservan
algunos elementos relacionados con el milagro del Cojo de Calanda, dignos de
ser visitados; o el museo catedralicio de Burgos, y su capilla de las
reliquias, una sin par muestra de la milagrería cristiana de la Edad Media.
Museos paranormales, mágicos y encantados
En el sorprendente Museo de Cera, situado en la madrileña plaza de Colón,
podemos contemplar cara a cara a algunos de los grandes mitos del terror,
como Drácula, el Hombre-Lobo o La Momia, así como a místicos tan sugerentes
como Rasputín, asesinos en serie como Landrú, etc. Incluso podemos conocer,
en imágenes que valen más que mil palabras, las escalofriantes torturas con
que los inquisidores católicos obsequiaban a los herejes y paganos que
osaban cuestionar el omnipotente poder de la Iglesia... esta zona del museo
no es apta para cardiacos.
Como no es apto para cardiacos el Muséo Árabe ubicado en pleno casco antiguo
de la ciudad de Cáceres... No se trata de que los rígidos maniquís ataviados
con trajes típicos islámicos, o las pinturas, telares y arte tradicional
musulmán pueda turbar al visitante, sino de los supuestos "inquilinos
invisibles" que, a decir de muchos parapsicólogos, frecuentan aquellas
salas. Y es que el Museo Arabe cacereño, al igual que el museo de Lorca en
Granada, y otros recintos culturales españoles están, según cuentan,
habitados por fantasmas...
A medio camino entre lo paranormal, artístico y mágico se encuentra el Museo
Kaydeda en la coruñesa población de Oleiros. En él, una inagotable colección
de alfarería nos permite viajar por todos los pueblos de España, conociendo
a través de su producción artesana aspectos poco conocidos de nuestra
cultura; los paritorios, el arte sacro, los muñecos "totémicos", etc. Una
colección que Kaydeda, junto con su compañera Teresa ha tardado 5 lustros en
reunir. Podemos garantizar lo sorprendente e inesperado, que resulta el
recorrido por esas salas.
Además de la mayor compilación de alfarería de España, Kaydeda posee una de
las mejores y más pintoresca colecciones de reliquias religiosas entre las
que destacan el "auténtico" pico del Espíritu Santo, una "verdadera" pluma
del Arcangel Miguel, o un "genuino" trozo del prepucio de Cristo... Piezas
conservadas en ricos relicarios, que convierten el contenido y el continente
en auténticas joyas de museo y que, durante la edad media, habrían sido
objetos de fanático culto por los cristianos adoradores de reliquias. Sin
duda, hace 3 o 4 siglos, Kaydeda sería un hombre muy poderoso en base a los
objetos sagrados de su colección particular... no todos los heterodoxos
pueden presumir de poseer un trozo de limen de las 11.000 vírgenes... Con su
característica ironía Kaydeda se lamenta de no poder disfrutar en su
colección con reliquias tan sublimes, como las que pudo ver en el Santa
Santorum del Vaticano, donde se conservan dos botes de cristal con un
"suspiro de San Jose" y un "estornudo del Espíritu Santo"... Lo que si tiene
Kaydeda es un clavo de la cruz de Cristo autentificado y sellado por el
Vaticano. "Claro que, si juntásemos todos los clavos y trozos de cruz de
Cristo que existen en el mundo, podríamos construir una ferretería...
-asegura el irónico historiador a MÁS ALLÁ-".
Para quienes no deseen llegar a vivir emociones tan intensas, sugerimos
otros enclaves culturales de enorme interés como el Museo de sor María Jesús
de Agreda, en la carretera de Vozmediano, 29, Soria, o el museo de la Logia
Masónica situado en el Archivo Histórico de Salamanca. En todos y cada uno
de esos lugares disfrutaremos de el misterio y la magia en su expresión
cultural, artística e histórica
Anexo. Exposiciones itinerantes que recorren España
LOS MUSEOS "NOMADAS"
En los últimos años algunos museos, centros de estudios históricos y
antropológicos, o coleccionistas privados, han desarrollado una
extraordinaria iniciativa; la de organizar en diferentes ciudades españoles
exposiciones itinerantes a través de las cuales no solo los vecinos de las
ciudades donde se ubican esos museos o centros privados, pueden disfrutar de
estos tesoros culturales. Por el contrario, las exposiciones itinerantes
permiten que las "joyas" de dichos museos sean accesibles al mayor número de
ciudadanos.
El Museo Egipcio de la Fundación Clos, como antes apuntamos, ha elaborado
una exposición itinerante en torno a la figura de Tutankamon, que ya ha
recorrido diferentes ciudades españolas, poniendo al alcance de todos los
amantes de egipcio piezas originales pertenecientes a las expediciones
arqueológicas españolas en Egipto, como un espectacular busto de la diosa
Sekhmet. Pero no se trata de la única exposición itinerante que merece ser
visitada por todos los amantes al misterio.
La Organización No Gubernamental Amnistía Internacional comenzó, hace ya
unos años, a pasear por diferentes ciudades un espeluznante exposición sobre
la Inquisición y los instrumentos de tortura utilizados contra brujos,
herejes y blasfemos, que pone los pelos de punta. En esta exposición, que ya
ha recorrido diferentes ciudades españolas de norte a sur, encontramos
grilletes, sarcófagos llenos de clavos, potros de tortura, y otros engendros
nacidos de la imaginación más enfermiza de los inquisidores cristianos que,
a través del dolor, y de las torturas más refinadas, pretendían expiar los
pecados de los supuestos "adoradores del demonio", que confesaban todo lo
que fuese necesario antes de pasar por estos indescriptibles tormentos.
Diametralmente distinta es la exposición "Fauna Secreta" organizada por el
Museo de Granollers (Barcelona) con la colaboración de la Caixa de Cataluña.
Esta insólita exposición recoge una asombrosa colección de fotos,
documentos, informes, etc, sobre supuestas criaturas criptozoológicas
estudiadas por un supuesto Prof. Ameisenhaufen. Simios centauros, serpientes
con patas, o elefantes con alas, son algunas de las extraordinarias
creaciones que un ingenioso fotógrafo y un hábil taxidermisa, han parido
tras años de trabajo. No es de extrañar que algunos criptozoólogos españoles
hayan caido subyugados por esta exposición que, no por irreal, deja de ser
digna de elogio.
Y cambiando nuevamente de tercio, merece la pena citar a otra fascinante
exposición, esta vez de carácter antropológico e histórico absolutamente
reales, que lleva al menos dos años celebrándose en España; se trata de
"Tiembla Tierra". Esta extraordinaria colección de arte ritual
afro-americano, organizada por la Fundación Eugenio Granell, incluye
tambores sagrados de vudú haitiano, altares de santería cubana, ngangas de
Palo Mayombe y hasta los trajes rituales de los Abakua, uno de los elementos
de brujería afro-caribeña más difícil de ver en Jamaica o Cuba. Según
aseguraban a MÁS ALLÁ los responsables de esta exposición, que ya ha sido
ofrecida en Galicia, en estos momentos se realizan gestiones para presentar
en varias ciudades andaluzas esta extraordinaria colección.
Escrito por Tito Pazos