La oración se compone de meditación, pensamientos de nuestro deseo, contemplación y fe. la meditación lógicamente debe de ser en la fuerza mágica, en su acción, en su poder, en su esencia, al tiempo que repetimos mentalmente, una frase que exprese nuestro deseo y, al mismo tiempo también contemplamos con los ojos del corazón, con nuestra imaginación, como la fuerza mágica realiza nuestro deseo, si nuestra contemplación es de calidad, conseguiremos generar o despertar, fe.
De esta forma tendremos cargado los pensamientos que expresan nuestro deseo de fe positiva, y esta será la clave para que nuestro deseo se materialice. debemos tener en cuenta dos cuestiones más: el pensamiento inconsciente y los reflejos negativos. la metafísica moderna dice que todo es mente y que lo que pensamos se manifiesta o se materializa, y esto es verdad por la acción de la fuerza mágica.
Entonces tendremos en cuenta que la fuerza mágica también realizara nuestros pensamientos negativos contrarios a nuestro deseo, con el fin de animar a que la calidad de vuestra contemplación sea máxima, porque de ello depende el grado de fe que despertemos en nuestro centro emocional, es decir, que la calidad de la contemplación lo es todo en la oración mágica.
Jesucristo dio un ejemplo de cómo funciona la fuerza mágica universal, porque en cierta ocasión caminaba con algunos de sus discípulos, entonces vio una higuera, pero no era tiempo de higos y en vez de decirle a la pobre higuera: "que de ti broten dulces higos para que los pueda comer" le dijo que se secara: "¡que nunca jamás brote fruto de ti" con lo cual demostró que la fuerza mágica, no solo cura o sana, sino que también puede matar, puesto que el amor infinito fuera de nuestro centro emocional no puede discriminar entre buenos deseos y malos deseos o pensamientos, puesto que es infinito y todo lo ama de forma irracional, por lo cual podemos deducir que el amor infinito solo se hace racional cuando se manifiesta de forma limitada a través de un centro emocional.
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