"Secta: Reunión de personas que profesan una misma doctrina, especialmente
aquella que se aparta de la tradicional". Diccionario de la Lengua Española El
19 de abril se cumple el tercer aniversario de uno de los casos de sectarismo
más escalofriantes que ha sufrido la sociedad occidental en los últimos años. Un
enfrentamiento armado entre una secta destructiva y un cuerpo policial, en este
caso el FBI norteamericano.
Como recordarán muchos lectores, el 28 de febrero de 1993 un centenar de agentes
de la Oficina Federal contra el Alcohol, Tabaco y Armas de Fuego (ATF) cercaban
y asaltaban el rancho Monte Carmelo, en Texas, refugio de la secta de los
Davidianos, rama destacada de la Iglesia Adventista del Séptimo Día y que, como
ella, profetizaba la inminente llegada de un final de los tiempos.
David Korech, como muchos otros jóvenes de su generación, había sido captado
años atrás por una secta, y con el paso del tiempo había desarrollado su delirio
religioso para terminar constituyendo su propia secta. Secta que costó la vida a
86 personas, 25 de ellas niños, el citado 19 de abril, cuando tras un largo
asedio policial la Iglesia de los Davidianos, los seguidores de Korech se
autoinmolaron.
Ante casos tan dramáticos, en los que una secta acapara la atención de los
medios de comunicación a causa de suicidios en masa o crímenes rituales (como
ocurrió con la Verdad Suprema de Japón, o la Orden del Templo Solar en Suiza y
más recientemente en Francia), los cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado
suelen ser presionados por la opinión pública. ¿Cómo puede permitir la policía
que existan sectas destructivas?. La respuesta es bien sencilla. No es función
policial prohibir o permitir la existencia de sectas, como no lo es enjuiciar
ningún derecho constitucional.
La Constitución Española de 1978, en su artículo 16.1 manifiesta que "Se
garantiza la libertad ideológica, religiosa y de culto de los individuos y las
comunidades sin más limitación, en sus manifestaciones, que la necesaria para el
mantenimiento del orden público protegido por la ley". Por lo tanto todo credo o
filosofía, por pintoresca que pueda parecernos, es legal. Solo cuando un grupo
sectario incurre en delitos concretos, debidamente tipificados en el Código
Penal español, como "Centros de Enseñanza ilegales" (Artículo 177); "Asociación
ilícita" (Artículo 173); "Estafas" (Artículo 528); "Intrusismo" (Artículo 321),
etc., se justifica la actuación policial.
Prohibir las sectas, como pretenden tantos familiares de adeptos, es atentar
contra un derecho constitucional. Sin embargo, ante este inquietante problema
social, la función policial es reunir toda la documentación posible para, en
caso de producirse, perseguir el delito... nunca la creencia.
Sectas en la historia
La historia de la sociedad humana es la historia de sus religiones, y por tanto
de sus sectas.
Todas las grandes religiones que conocemos actualmente han sufrido infinidad de
cismas y excisiones en su historia, que dieron lugar a todo tipo de grupos
sectarios.
A la sombra del primitivo cristianismo surgieron sectas como los gnósticos,
arrianos, maniqueos, etc.; escindida del Hinduismo, la secta de los Thug
asesinaba ritualmente en sus cultos a la Diosa Kali; la secta Yazidi brotó en el
seno del Islam rindiendo culto al temible Iblis; tras la reforma de Lutero
infinidad de sectas fundamentalistas nacieron del Protestantismo original...
Incluso las religiones animistas como la Santería afro-cubana, el candomblé
afro-brasileño o el vudú haitiano presenta peligrosas sectas, como los abakua,
en torno a la "religión original" de estas culturas. No ha existido una opción
religiosa en la historia que no haya sufrido el problema de las sectas.
En la actualidad el número de sectas existentes es mucho mayor que en ningún
otro momento de la historia. Ello es debido a la influencia psicosocial de los
medios de comunicación. Por otro lado el inminente fin de milenio, y la crisis
de las religiones tradicionales, ha potenciado de forma alarmante la
proliferación de Nuevos Movimientos Religiosos (NMR), alguno de los cuales
resultan especialmente inquietantes. Esos "grupos de riesgo", potencialmente
delictivos, son denominados S.D. (Sectas Destructivas).
El neuropsiquiatra norteamericano Dr. Lous Jolyon definía las S.D. como: "Grupos
o movimientos que exhiben una gran o excesiva devoción o dedicación a alguna
persona, idea o cosa, y que emplea técnicas de persuasión y control,
manipulativas, coactivas y no éticas (ej.: aislamiento de los amigos y/o la
familia, uso de métodos especiales para incrementar la obediencia, control de la
información, promoción de una total dependencia del grupo, supresión del juicio
crítico, etc.) destinada a promover los objetivos de los líderes de dicho grupo,
mediante el posible o real detrimento de los miembros, sus familias o la
sociedad".
De las 11.000 entidades religiosas y 100.000 asociaciones culturales registradas
en España, muchas son consideradas potenciales S.D.. Algunas, como Testigos de
Jehová, Niños de Dios, Iglesia de la Cienciología, Hare Krisna, CEIS, Edelweis,
etc., ya han protagonizado sendos procesos judiciales con relación a diferentes
delitos.
Pero a pesar de las sentencias judiciales condenatorias contra alguna de estas
sectas, los adeptos más fanatizados continúan manteniendo su dependencia
emocional del líder sectario. Para ellos la actuación policial o judicial es una
"persecución de la Verdad" que ellos profesan, y con frecuencia esto no hace más
que reforzar el lavado de cerebro a que han sido sometidos por los líderes de la
secta.
Lavado de cerebros
Pepe Rodríguez, el más prestigioso especialista en sectas español, escribía en
su obra Esclavos de un Mesías: "Las sectas utilizan la técnica del filtraje,
consistente en contactar con un gran número de personas para así poder localizar
a las idóneas. Es un simple planteo de probabilidad estadística. Y para ello
utilizan diversos métodos: abordar al transeúnte por la calle, la visita
domiciliaria, los anuncios en la prensa, la organización de actos masivos
(festivales, fiestas, etc.) o la realización de actividades más o menos
encubiertas. Entre los asistentes a una charla informativa se va formando el
grupo de interesados en asistir a un curso; de este se pasa al siguiente, y así
sucesivamente. En estas condiciones, no es difícil localizar a las personas
idóneas y manipularlas hasta convertirlas en fanáticas sectarias. En el sistema
de los cursillos se tiene la ventaja de que tanto el que sigue en la secta como
el que la deja han tenido que pagar sus buenos dineros por adelantado...".
Esa toma de contacto con cualquier grupo sectario o NMR (Nuevos Movimientos
Religiosos) puede ser el inicio de una pesadilla psicológica, ya que el adepto
puede ir asumiendo poco a poco la ideología ofrecida por el grupo, alterando su
forma de entender la realidad, e incluso produciendo auténticos delirios.
Los regímenes alimenticios estrictos, las normas morales severas, la limitación
del sueño o descanso físico, etc., son técnicas utilizadas frecuentemente por
todas las comunidades religiosas y sectarias justificadas con la penitencia, la
purificación del cuerpo astral, la limpieza de los chakras, etc. Ignoramos si
esos pequeños calvarios físicos realmente son positivos para nuestro espíritu,
pero lo que esta demostrado es que son perniciosos para nuestra mente. Este tipo
de tratamientos, unidos a un intensivo adoctrinamiento en "la Verdad"
(dependiendo de como la entienda cada secta), habituales en casi todos los
movimientos religiosos, pueden producir auténticos Síndromes Disociativos
Atípicos, definidos por el Dr. Gil Nagel (en Diagnostic and Stadistical Manual)
como "Categoría residual para ser usada en individuos que parecen sufrir un
síndrome disociativo. Los ejemplos incluyen estados similares al trance que
puede producirse en personas que han estado sometidas a períodos de prolongada e
intensa persuasión coercitiva (lavado de cerebro, reforma del pensamiento y
adoctrinamiento, como el del rehén de terroristas o sectarios)".
Un ejemplo claro y clásico de hasta que extremo puede alterar la personalidad el
Síndrome Disociativo Atípico es el llamado Síndrome de Estocolmo, por el cual
las víctimas de un secuestro prolongado terminan por asimilar la ideología de
sus captores. Es paradigmático el caso de la joven Patty Hearst, secuestrada el
4 de febrero de 1974 por el Ejército Simbiótico de Liberación, setenta días
después atracaba el Hibernia Bank de San Francisco en compañía de sus
secuestradores...
En el caso de las sectas, el adepto sufre una gradual transformación en su
escala de valores. A la hora de escoger entre Dios (personalizado en el líder) o
la familia terrenal, "lógicamente" escogerá a Dios. Si tiene que elegir entre
sus estudios o su empleo normal, y la divulgación del divino mensaje y su
aportación a "la Verdad", naturalmente se quedará con lo segundo, etc. Es decir,
una vez nuestro esquema de valores ha sido trastocado por la secta, y
consideramos a cualquiera de esos grupos como poseedores de "la Verdad", todo
acto estará justificado. El abandono de la familia (que no comprende "la
Verdad"), dejar los estudios o el trabajo (para dedicarnos a fines más
"trascendentales"), la rotura con la pareja o amigos (que no comprenden ni
comparten la "revelación" que nosotros hemos encontrado), son perfectamente
justificables para el sectario, que tiene que elegir entre el "mundo material" y
"la Verdad".
A continuación, lo que yo denomino "selección informativa" termina por romper
los lazos del adepto con la realidad, iniciando una caída sin retorno. La
"selección informativa" se encuentra en casi todos los grupos sectarios. Los
Testigos de Jehová solo leen sus publicaciones, La Atalaya y Despertad; los
mormones conocen sus textos sagrados Doctrinas y Convenios, La Perla de Gran
Precio y El Libro de Mormón; los raelianos devoran su publicación Apocalipsis,
etc., pero por desgracia limitan sus lecturas fundamentalmente a sus respectivas
publicaciones. Esto lleva a que no encuentren ninguna contradicción en los
mensajes de sus respectivos líderes, ya que no reciben otras versiones de otras
fuentes, y esto termina por solidificar los pilares de sus respectivas
creencias. Si los miembros de tal o cual secta dialogasen con los representantes
de otros credos, y admitiesen lecturas e interpretaciones ajenas a sus
respectivos dogmas probablemente abrirían en su mente una ventana que los
permitiría mantener la duda, alejando así el dogmatismo religioso que posibilitó
casos tan brutales como Guyana, Wacco, y más recientemente la matanza de El
Templo Solar en Suiza, Canadá y Francia.
A la "selección informativa" hay que sumar el aislamiento físico que sufren los
adeptos a muchas sectas. Con frecuencia se constituyen comunidades en pequeños
pueblos o aldeas, cuanto más inaccesibles mejor, lejos de la "vil sociedad
materialista". De esta forma, y aunque los adeptos trabajen o prediquen en la
ciudad, o incluso vivan en ella, regularmente realizarán retiros para realizar
sus rituales, oraciones o ceremonias aislados de la sociedad, lo que asienta más
su conciencia grupal sometida al líder. El efecto de esta importantísimo factor
se percibe en cuanto se visitan estos lugares. Acogedoras villas de
extraordinarias vistas como Muriellos (Oviedo), centro neurálgico de la
"Hermandad Rama", "Eden" (Francia), particular paraíso del "Movimiento Raeliano",
etc. Yo mismo viví durante año y medio en la antigua "granja-templo" de los Hare
Krisna en Galicia, y puedo dar fe de lo estratégico de estos lugares, y sus
elocuentes influencias en la aceptación del credo del grupo.
Las mil y una sectas
Por supuesto sería ridículo afirmar que la comida vegetariana, los códigos
éticos o la vida en el campo es sinónimo de secta destructiva, pero es que el
gran problema radica en definir secta destructiva. Pilar Salarrullana, ex
responsable de la Comisión Parlamentaria para el Estudio de las Sectas enumera
casi media docena de definiciones posibles, una definición gramática,
etimológica, sociológica, psicológica, etc. En definitiva, cualquier agrupación
religiosa, filosófica, esotérica, etc, podría encajar en una u otra definición
de secta. Dependerá de sus técnicas de captación, fines y actividades que
podamos clasificarla como destructiva o no. Sin embargo, desde el mismo instante
en que un grupo ideológico determinado se considere poseedor de "la Verdad" y
desmerezca otras ideologías diferentes como falsas, paganas o satánicas, nos
encontraremos ante la semilla de la que puede germinar una nuevo sectario.
Pero sin entrar en divagaciones filosóficas, lo cierto es que existen infinidad
de tipos de sectas diferentes. El viejo concepto "secta religiosa" se ha quedado
obsoleto. Además de las "sectas religiosas" tradicionales (Testigos de Jehová,
Mormones, etc.) existen también "sectas esotéricas" (Nueva Acrópolis, CEIS, etc),
"sectas OVNI" (Edelweis, Nonssiamossolli), "sectas satánicas" (Iglesia de Satán,
Templo de Set), "sectas pseudocientíficas" (Cienciología, etc.), "sectas
económicas" (Amway, etc.)... la oferta es tan variada como intensa la demanda.
Pero cada uno de esos tipos de sectas y Nuevos Movimientos Religiosos merecerá
un informe aparte.
Escrito por Manuel Carballal