La reciente masacre protagonizada en Uganda por cientos de adeptos de la
secta Los Diez Mandamientos, ha terminado por confirmar la advertencia que
hacíamos, hace meses, de que el año 2000, último del milenio, traería nuevos
suicidios colectivos en el seno de diferentes sectas milenaristas. Y, aunque
sospechamos que no será el último, tampoco ha sido el primero... En los últimos
años la opinión pública internacional se ha visto conmocionada por demasiadas
noticias relacionadas con los suicidios colectivos de adeptos a sectas
destructivas. Algunos de los más conocidos fueron La Puerta del Cielo (USA),
Verdad Suprema (Japón) , los Davidianos de Wacco (USA) o La Orden del Templo
Solar (Suiza, Canadá y Francia.). Sociólogos, psicólogos y psiquiatras, *
coinciden en que el suicidio es el final de un proceso mental personal ,
voluntario y largamente madurado por el suicida, pero, en el caso de los
suicidios colectivos en sectas, habría que detenerse a reflexionar sobre el
grado de inducción a que pueden haber sido sometidos los adeptos, y por tanto,
la posible responsabilidad penal que pudiese atrubuirse a los ideólogos o
líderes de dichos movimientos sociales. No obstante, buscar un culpable sería en
muchos de los casos inútil, ya que el gurú de estas sectas suele participar en
el ritual.
Una explicación a estos sucesos la encontraríamos en la socióloga Mary Douglas
que afirma que las pequeñas minorías que se creen perseguidas tienden a
desarrollar rituales de purificación que limpien los orificios del cuerpo humano
y reorganicen sus fluidos, desarrollando un control social sobre cada individuo,
para impedir su asimilación por la sociedad. En resumen, el suicidio en general,
y el suicidio ritual en particual,es algo que ha existido siempre, y cuyo
planteamiento se ha cuestionado a lo largo de toda la historia. Uno de los
mejores exponentes a nuestro alcance es el gran filósofo y pensador social Emile
Durkheim, quien dedica parte de su Suicidio (Akal, 1982). Ya en el año 73 d.C.,
900 judíos realizaron un rito de suicidio colectivo antes de que la fortaleza de
Massada callese en manos de Roma, siendo un claro precedente de los suicidios
colectivos que ahora nos ocupan. En general, la inducción a este tipo de actos,
suele venir dada por la actuación de un líder o gurú paranoico que, por motivos
personales y en muchos casos económicos, convence con medios nada lícitos a una
serie de seguidores, o les conduce a este fin coactivamente.
Suicidios colectivos en el siglo XX
El 8 de noviembre de 1978 el reverendo Jim Jones , líder de la Iglesia del
Pueblo,ofreció a sus discípulos un "reencuentro en la otra vida" a cambio de la
muerte voluntaria. Este ritual se saldó con casi un millar de víctimas en la
Guyana francesa.
En ocasiones la muerte de los adeptos puede plantearse como un castigo en sectas
de fuerte y represiva ideología. Es tristemente conocido el caso de la sectas La
Verdad Suprema, en Japón, que se ha saldado con un importante número de víctimas
entre accidentes, asesinatos y suicidios. Estos castigos se suelen practicar
como penitencia por faltas de fidelidad del adepto al grupo. En el caso de La
Verdad Suprema se arrojó un balance de ocho accidentes, cinco homicidios por
linchamiento y dos suicidios, además de veintiún desaparecidos, en el breve
lapso comprendido entre 1988 y 1995.
En 1995 La Verdad Suprema alcanzó fama mundial por su brutal atentado en el
metro de Tokio con gas sarín. Doce personas perdieron la vida en aquel acto
condicionado por el fanatismo religioso. Algunos ex-adeptos, como Kotaro Ochido,
fueron asesinados por la sospecha de intentar ayudar a otros adeptos a abandonar
la secta.
Sin salir del país del Sol Naciente, donde actualmente proliferan los grupos
sectarios, otra asociación similar "Iglesia de los Amigos de la Verdad",
protagonizó episodios similares. Seis mujeres se quitaron la vida en noviembre
de 1986 tras el fallecimiento de su guía espiritual, que los había incitado a
seguirle en su viaje a la otra vida.
Otro de los fatales episodios sectarios que han acaparado la prensa
internacional en los últimos años fue el protagonizado por David Koresh (alias
de David Howell) y sus Davidianos, en realidad una ramificación de la Iglesia
Adventista del Séptimo Día. Koresh, cantante frustrado, compulsivo bebedor de
cerveza y profeta mesiánico, se consideraba a si mismo una encarnación de
Jesucristo. Su formación religiosa fanatizada, su psicología paranoide, y su
carismática personalidad, componían el cóctel teológico que constituía la base
doctrinal de los Davidianos. Su particular pseudo-cristianismo llevó a los
Davidianos a un enfrentamiento suicida con el FBI, que se arrojó un saldo de 86
muertos, entre ellos 25 niños.
En 1990, una docena de personas, con edades comprendidas entre los 6 y los 46
años, fallecieron en las cercanías de Tijuana (México), tras ingerir comida y
bebida envenenada. Los cadáveres, que aparecieron en el interior de un círculo
ritual, pertenecían a una secta cristiana liderada por Federico Mexia, de 72
años. Mexía, que sobrevivió al mortal ritual, junto a otros seis adeptos, fue
inmediatamente puesto a disposición judicial.
También en México, hace pocos meses, un grupo de jóvenes adictos al ocultismo y
a la práctica de la OUI-JA * se quitó la vida ahorcándose, inspirados por los
mensajes recibidos por este sistema. En España se han producido también casos
casi idénticos; como el suicidio de J.F., joven adolescente de Vigo, que se
ahorcó en su gimnasio llevado por los supuestos mensajes de la OUI-JA, y por su
fanática adicción al ocultismo.
En 1993, fue el Reverendo Ramón Morales, quien obligó a rezar a sus fieles
mientras llenaba un templo de Méjico de gases tóxicos provocando la muerte
ritual de 30 personas. Ese mismo año, el gurú ciego Ca Van Liem, ocasionó la
muerte de 50 de sus adeptos asegurándoles que si le pagaban bien, irían al cielo
al morir. Esto trajo consigo una pelea que les ocasionó la muerte.
Y si ha existido una secta suicida que ha sabido fanatizar las creencias
esotéricas, ha sido, sin duda, la Orden del Templo Solar. Esta secta implantada
en diferentes países de Europa y América, incluyendo España, ha protagonizado
varios suicidios colectivos. Lo más interesante de este caso es que el líder de
la secta; el homeópata Luc Jouret, falleció en uno de los suicidios colectivos,
sin embargo eso no evitó que su fanática ideología le sobreviviese, y que
algunos de sus seguidores imitasen su comportamiento suicidándose ritualmente
meses, y hasta años después de su muerte. Este hecho nos invita a una
interesante reflexión, en tanto el fanatismo de las creencias puede superar en
su grado de peligrosidad social, incluso a la locura de un líder paranoico. De
ahí que tal vez debamos dirigir nuestra atención a erradicar, o cuando menos
prevenir, los fanatismos ideológicos, más allá del líder que los ha originado.
Además, como han demostrado casos como La Familia de Charles Manson, o la secta
de Rhajness -"El Gurú de los rolls"- la detención del líder no hace más que
mitificarlo, a ojos de sus adeptos, convirtiéndolo en un "mártir de la Verdad"
perseguido por el satanizado sistema. Pero el caso de los suicidios colectivos
de La Orden del Templo Solar nos invita además a otra reflexión.
Cuando la divinidad viaja en OVNI
El martes 4 de octubre de 1994 dos personas mueren carbonizadas en una casa de
Morin Heights (Canadá). Dos días después se descubrirían los cadáveres de un
suizo, su esposa británica y su bebé. El miércoles 5 de octubre de ese mismo año
los bomberos acuden a apagar un incendio en una granja de Cheiry (Suiza), y
encuentran a uno de sus habitantes muerto de un disparo en la cabeza. Mas tarde,
sofocado el incendio, encuentran un laberinto subterráneo que desemboca en un
templo lleno de espejos y símbolos esotéricos, donde yacían los cadáveres de
otras 20 personas. Ese mismo día el fuego consume otros tres chalets en la zona.
En uno de ellos son descubiertos otros 25 cadáveres.
Todos esos fallecidos tenían algo en común. Todos pertenecían a La Orden del
Templo Solar, secta liderada por Luc Juret, que se suicidó en uno de los chalets
mencionados.
La peligrosidad de esta secta había sido anunciada ya por la socióloga Mary
Douglas que la definió como un grupo basado en muy vagos enunciados acompañados
de una férrea cohesión.
Un año después de los primeros suicidios, otro grupo de 52 adeptos al Templo
Solar se suicida en Francia, y poco después, en marzo de este mismo año, otro
grupo lo hace en América. En su carta de despedida Luc Juret y sus seguidores
mencionaban las enseñanzas de "La Gran Lógia Blanca" del la estrella Sirio, unos
supuestos maestros extraterrestres que habrían trasmitido a la secta la base
doctrinal que los condujo al suicidio. Este aspecto es especialmente
interesantes, ya que actualmente la mayor parte de las llamadas sectas
destructivas introducen el mito extraterrestre en sus cuerpos doctrinales.
Doctrinas e ideologías que, en demasiadas ocasiones, como en el Templo Solar,
conducen a sus adeptos al suicidio.
El último gran escándalo de un suicidio colectivo en una secta se produjo hace
pocos meses en San Diego (USA). 39 adeptos de la secta Puerta del Cielo, se
envenenaron voluntariamente tras grabar en vídeo su despedida del mundo. La
Puerta del Cielo estaba liderada por Marshall Applewhite, un visionario que
afirmaba ser un extraterrestre encarnado en la Tierra, y sobre el que ya habían
advertido en los años 70 investigadores OVNI norteamericanos, que acusaban a
Applewhite de utilizar los OVNIs para justificar una ideología totalitaria y
socialmente peligrosa. Lamentablemente las advertencias de los ufólogos
norteamericanos no fueron escuchadas.
La Puerta del Cielo es un paradigmático ejemplo de "sectas OVNI" en su grado
más extremistas.
Los "cultos OVNI" comienzan en 1952 en USA, cuando un ex-militar, George Adamski,
declara publicamente estar en contacto con seres del planeta Venus. A partir de
ese año comienzan a surgir en todo el mundo individuos y colectivos que afirman
contactar con extraterrestres. En los últimos años la popularidad del mito
extraterrestre y del fenómeno OVNI, alentada por películas tan taquilleras como
Independence Day, Expediente X, Encuentros en la Tercera Fase, etc, ha
implantado en toda la sociedad occidental la creencia en las visitas de
alienígenas al planeta. Resulta especialmente interesante en este sentido
observar como los publicistas y técnicos de marketin utilizan la imagen de
extraterrestres, OVNIs y Platillos Volantes en sus spots publicitarios. Sin duda
los publicistas son una excelente herramienta para observar las tendencias y
predilecciones de una sociedad, obviamente el publicista estudia lo argumentos
que pueden vender un producto, y los utiliza para atraer al consumidor. Y en
este sentido resulta interesantísimo observar como el mito extraterreste es
utilizado para vender juguetes, coches, cine, etc. Y, como era de esperar, las
sectas han adoptado también ese elemento publicitario, incluyendo a los
extraterrestres en sus particulares teologías; bien presentando a los
extraterrestres como los nuevos demonios que arrasarán la tierra, por ejemplo
Testigos de Jehova o Iglesia Adventista; o bien para presentar a los
extraterrestres como los nuevos ángeles que salvarán a la humanidad del supuesto
cataclismo de fin de milenio.
En España, desafortunadamente, ya se han producido casos de suicidios a causa de
esa fanática creencia en los extraterrestres salvadores. Sin duda, el mas
dramático se produjo en la población barcelonesa de Tarrasa. Exactamente en el
kilómetro 335 de la vía férrea Tarrasa-Barcelona, muy cerca del apeadero de
Torrebonica, fueron descubiertos en 1972, los cadáveres decapitados de José
Felix Rodríguez Montero, nacido en Aguadulce (Sevilla) el 21 de febrero de 1925,
y Juan Turú Vallés, nacido en Tarrasa el 10 de enero de 1951. Ambos pertenecían
a una asociación, liderada por el primero, dedicada al estudio de los OVNIs. Sin
embargo, lo que comenzó como un hobby, terminó degenerando en una obsesión. José
Felix Rodríguez, que terminó por creerse un extraterrestre reencarnado,
practicaba asiduamente la OUI-JA y otras técnicas de supuesto "contacto
extraterrestre", llegando a crear una particular cosmogonía, en la que el viaje
a Jupiter era posible -según su delirio- abandonando en esta planeta el cuerpo
físico. Esta creencia, que se llevó a la práctica en casos como El Templo Solar,
o Puerta del Cielo, es frecuente en la mayoría de los "cultos OVNI" españoles.
En el caso de José Felix Rodríguez y Juan Turu, la "inocente creencia" se
radicalizó, y tras un complejo ritual, los dos suicidas acudieron a la via del
tren, tumbandose sobre el raíl y siendo decapitados. Amen de una carta en la que
se despedían de sus respectivas familias, pidiéndoles que celebrasen su partida
hacia Júpiter en lugar de llorar su muerte -exactamente igual que hacen los
suicidas de Puerta del Cielo en su video de despedida- , los suicidas de Tarrasa
dejaron una nota manuscrita en la que expresaban todo el contenido de su mortal
ideología en una sola frase: "Los Extraterrestres nos llaman". Firmaba la mortal
misiva WKTS, nombre del supuesto alienígena con el que los suicidas creían
comunicarse. Ante hechos como este no es extraño que sociólogos, psicólogos y
policías muestren su preocupación ante la inminencia del fin de milenio. En
opinión de casi todos los expertos en sectas destructivas, los próximos tres
años tenderán a radicalizar el fanatismo de este tipo de grupos. Ojalá se
equivoquen.
NOTA: Ver la recopilación de Antoom A. Leenaars, Life Span Perspectives of
Suicide. Plenum Press, 1991.
Escrito por Manuel Carballal