La Mente Inconsciente y el Tarot

El Tarot es una de las herramientas que utilizo junto a la Astrología, para realizar mis consultas. Especialmente me valgo de una versión del mismo, llamada Tarot Mítico y que está basada en la mitología de la antigua Grecia.
La gran característica del funcionamiento del Tarot, radica en que es una herramienta de la que se vale nuestra mente inconsciente para manifestarse. Los llamados 22 Arcanos -misterios- Mayores, representan por medio de figuras simbólicas la totalidad de las situaciones internas y externas que podemos experimentar, en tanto que los 56 Arcanos Menores hacen referencia a sus múltiples matices.
¿Y cuál es la clave de su funcionamiento?: volver consciente lo inconsciente.
El estilo de vida que actualmente llevamos nos aleja cada vez más de lo natural de nuestra naturaleza -y la redundancia vale- y nos desconecta de nuestra sabiduría interna. En realidad, nosotros "sabemos" exactamente lo que nos está ocurriendo e incluso, lo que nos ocurrirá, pero ese conocimiento está velado por el proceso de culturización que nos ha convertido en seres "civilizados". Y entonces las cartas del Tarot se convierten en vehículos que facilitan la manifestación de dicha sabiduría. Podríamos decir que las cartas actúan como espejos reflejando lo que no podemos ver de otro modo. ¿Tú puedes ver tu ojo derecho? Por más esfuerzos que hagas, tu ojo no puede verse a sí mismo. Pero si te pones frente a un espejo, sí lo verás. Esta es, precisamente, la función del Tarot.
Cuando estamos viviendo una situación compleja generalmente estamos tan inmersos en el análisis racional y lógico de ella, que se nos dificulta el observarla con cierta objetividad. Y las cartas del Tarot nos la muestran desde afuera, para que podamos percibirla desde otros ángulos. Y de ese modo el Tarot se convierte en un valiosísimo auxiliar, porque para actuar sobre algo, tenemos que poder ver previamente ese algo. No podemos actuar sobre lo que no vemos. No podemos hacer nada con lo que no percibimos.
Y aquí es donde interviene nuestra mente inconsciente, esa parte de nuestra mente que "sabe" y de la que habitualmente no nos percatamos.
Cuando le pido a mi consultante que elija determinado número de cartas para hacer una lectura, es su mente inconsciente quien las elije y por esa razón, siempre aparece el asombro ante la exactitud del resultado. Y cuando realizo una consulta a distancia -por ejemplo, con alguien que vive en otro país- "misteriosamente" su mente inconsciente y la mía se comunican y también las cartas que surjen son las exactamente relacionadas con su realidad. Y esto es algo que empíricamente lo he comprobado cientos de veces, más allá de que resulte lógico o no. Como dijera Galileo: "y sin embargo se mueve".
Un riesgo sobre el que siempre les advierto a mis consultantes, es el quedar entrampados en las respuestas de las cartas adoptando una actitud de pasividad e impotencia ante sus mensajes. Más allá de querer saber "qué me está ocurriendo y qué me va a ocurrir", lo importante es preguntarnos "qué necesito hacer, qué puedo hacer y cómo puedo hacerlo".
El conocimiento es poder. Y al conocer sobre nosotros mismos y nuestras circunstancias, nos conectamos con las maravillosas posibilidades que poseemos de actuar en función de nuestra plena autorrealización personal.
Después de todo -y como digo siempre- lo que está en juego es, nada más y nada menos- que nuestra propia vida.