Blanco
Es una vela que puede usarse siempre en todo momento, pues su misión es la de
iluminar y potenciar todos los pedidos.
Cuando no se tenga otro color para llevar a cabo un trabajo espiritual
determinado en el que sería propicio, podemos usar una vela blanca con los
mismos resultados. El blanco es la suma de todos los colores, es como un prisma
que irradia toda la gama de luz reunidas en un punto. Es el color de la
protección espiritual y purificación.
Rosa
Este color es apropiado para ser usado en casos de armonía de parejas y sobre
todo es potenciado por las mujeres cuando las encienden para atraer el amor.
Es un color protector y benéfico en todos sus aspectos pues reúne el rojo vital
con el blanco purificador, lo cual da por resultado un suave ajuste entre la
fuerza y la dulzura.
Amarillo
Esta vela se relaciona con el dorado, con el color del sol, con la actividad
que proporciona la luz solar.
Las velas doradas son muy usadas en rituales de elevación espiritual, pues este
color se relaciona directamente con Dios y su metal asociado: el oro.
Este color en muchas creencias populares se lo relaciona con la envidia o el
desprecio, pero no es muy fundada esta creencia, pues el color amarillo siempre
fue el color de la divinidad. También se lo asocia a la ambición y el egoísmo,
lo cual es el aspecto negativo de un sobreexceso de este color, pero en su justa
medida no tiene por qué ser negativo. Se utiliza el color amarillo cuando se
quiere obtener beneficios tanto materiales como espirituales. En el primer caso
se relaciona con el trabajo, la sana ambición, la riqueza, la fortuna, el brillo
y el esplendor. En el segundo caso con la claridad de pensamiento, la
intelectualidad, la memoria, la luz espiritual y la evolución de la conciencia.
Celeste
Este color de vela es usado para la armonía y la comunicación espiritual.
Se lo relaciona con los ángeles y el mundo celestial. En los problemas
familiares actúa favorablemente, pues es un color de paz y armonía. También es
usado para ayudar a los niños y a las personas que pasan por períodos de
inestabilidad emocional. Es el color de la paz y la evolución espiritual.
Azul
Es la vela de la justicia, la ecuanimidad y frialdad.
Actúa positivamente cuando queremos tranquilizar o ayudar a calmar a las
personas enojadas. Si bien es un color que no se usa mucho en rituales
religiosos ni mágicos, puede ser eficaz en muchos momentos que se necesite de
mantener relaciones amorosas o promover una estabilidad en las relaciones. Es
conveniente para aquellas personas que estudian o tienen un trabajo donde el
nerviosismo es una constante. El efecto del color azul en la mente es de crear
una conciencia orientada hacia la propia responsabilidad en los actos, por ello
es un color que no todos deberían usar indiscriminadamente ya que en muchas
ocasiones sería necesario trabajar con otros colores hasta obtener la seguridad
de actuar con responsabilidad en la vida y asumir las consecuencias de sus
actos. Esta vela es para los pedidos de justicia, orden, tranquilidad, enfriar
relaciones.
Verde
Esta vela porta un color neutral, pues no es frió ni caliente, actúa sobre el
sistema nervioso a modo de bálsamo, tranquiliza y activa centro energéticos que
tienden a mejorar y estabilizar la voluntad curativa de las personas.
Es el color de la esperanza y la naturaleza creadora, el color de vida en la
tierra y sus hierbas curativas. El color verde se usa principalmente para atraer
la buena salud, la estabilidad emocional y promover situaciones que requieran
prosperidad.
Rojo
Este color tiene una relación directa con la vitalidad, es un color activo,
caliente, movilizador.
En las velas es un color mágico y de poder, pues su vibración se hace sentir
inmediatamente en el ser humano, tal vea por su correspondencia con el color de
la sangre. Fue usado desde la antigüedad como símbolo de poder y acción, impulso
y actividad, por eso es un color masculino que se expande en el alma del hombre
para beneficiarlo, aunque en sobreexceso puede ser perjudicial potenciándose
demasiado extralimitándose. Actúa sobre los pedidos de amor cuando es encendida
por un hombre, despierta la vitalidad y la pasión, es activadora de
emprendimientos y refuerza la acción y reacción.
Marrón
Este color de vela puede no ser muy recomendable para las personas sensibles en
la meditación o el trabajo interior, pues puede crear una sensación de tristeza
o depresión.
En cambio para aquellas personas con determinación o carácter dominante puede
ser usado sin problemas. Atrae el trabajo, la estabilidad en el hogar, a superar
situaciones penosas a través de un trabajo interior en el que nos enfrentamos a
nuestros temores. Nos remite a las profundidades de lo inconciente y sus fuerzas
dominantes.
Violeta
Este color es liberador de culpas y de karmas pasados, pues se lo relaciona con
el fuego consumidor de traumas.
Es un color que puede usarse en determinados momentos, pero no hacer de el una
bandera constante, pues en exceso enfría y promueve el olvido de todo. Puede
usarse para liberar a la persona de problemas emocionales como también para
ayudar a abrir los caminos que se encuentran atascados por "extraños sucesos"
que muchas veces ser los asocia a trabajos de brujería. Este color ayuda mucho
en situaciones de estrés o que se necesite de un auxilio rápido en problemas de
justicia.
Fucsia
Este color es para casos en que se necesite aplacar a una persona soberbia o
altanera.
También es usado para mantener un lugar libre y en paz de injerencias de
personas molestas. Libera eficazmente a la vez que atrae actividades propicias
para quien esté en sintonía con las actividades creativas.
Lavanda
Este es un color que en velas no es muy usado, pues tiene una tendencia a
despertar en las personas ciertas facultades paranormales que no todos están
dispuestos a despertar.
Es una vela o un color que no todas las personas puedan usar, no se ajusta a
todos. A algunos les caerá muy bien, en cambio a otras puede no ayudar para
nada. Se relaciona con el espiritismo, la magia, los poderes psíquicos, la
sensibilidad en general y con el ocultismo. En muchas ocasiones puede encenderse
para atraer la armonía en la familia o favorecer la imaginación y la intuición.